La detección temprana de plagas en nuestro jardín es la mejor forma de combatirlas. A través de cambios en los colores y las formas de flores y hojas, podemos advertir la presencia de posibles enfermedades o infestaciones.
Saber identificar los primeros síntomas así como entender cuándo y cómo debemos actuar, es la clave para mantener nuestro jardín siempre sano. En este pequeño artículo, te damos 3 consejos para que puedas disfrutar de tu jardín libre de plagas.
1. ¿Cómo podemos detectar su presencia?
Observar el estado y apariencia de nuestros jardines es siempre un buen indicador. Aquí te listamos algunos de los síntomas más habituales:
Manchas marrones o hierba amarilla en el césped pueden indicar la presencia de insectos que habitan en la zona de las raíces.
Sequedad y/o calvas en la superficie del césped pueden estar provocadas por insectos tales como el gusano blanco.
Parches (o áreas) de césped muerto pueden indicar la presencia de roedores o topos.
Deformaciones y/o agujeros en las hojas de plantas y árboles pueden estar provocados por la galeruca del olmo o el pulgón.
2. ¿Cómo podemos eliminarlas?
Una vez identificada la plaga a la que nos enfrentamos, tenemos varias opciones de tratamientos:
Tratamientos «activos» donde se produce la aplicación de productos fitosanitarios profesionales para erradicar las plagas presentes.
Tratamientos «preventivos» donde se produce la aplicación de productos fitosanitarios profesionales para evitar que las plagas se reproduzcan y aparezcan durante el siguiente ciclo biológico.
Aplicando buenas prácticas de mantenimiento para reducir la probabilidad de que aparezcan. Por ejemplo, un exceso del riego y/o una altura excesiva del césped pueden favorecer la proliferación de plagas y hongos por exceso de humedad en la tierra.
3. ¿Cuándo se debería actuar?
Existen dos momentos claves para poner en marcha una fumigación profesional:
Durante el periodo de primavera / verano: coincidiendo con el florecer de árboles y plantas, comienzan los primeros síntomas de plagas en nuestro jardín, debido también a las condiciones meteorológicas. Por este motivo, hablamos de uno de los momentos del año a tener un mayor cuidado y atención
Durante el otoño: de forma condicionada por la procesionaria del pino, en aquellos lugares donde tengamos pinos y/o cedros, debemos fumigar en los meses de septiembre y octubre, para evitar que las orugas bajen a nuestro césped y pueda afectar la salud de nuestros animales y seres queridos.
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