Hoy en día, el sector del control de plagas se enfrenta constantemente al reto de estar reinventándose, debido a las nuevas y cambiantes normativas. Uno de los cambios más relevantes en los últimos años, ha sido la restricción del uso de productos biocidas, condicionados a la plaga e implicando además cambios en las metodologías. En este artículo, hablamos del uso del placebo rodenticida, como método de control para la detección de la plaga activa, y su repercusión.
Con la intención de minimizar el impacto medioambiental, y para evitar la contaminación de animales no diana, que puedan ingerir roedores intoxicados, desde 2012 los rodenticidas pasan a calificarse como productos tóxicos. Con esto, se pretende reducir el consumo de biocidas, salvo en casos de necesidad, en que exista presencia de plaga evidente.
Con el uso de placebos, podemos detectar las zonas de actividad de ratas y ratones y la magnitud de la plaga, a través del consumo y las posteriores heces que generan estos roedores, a modo “testigo de actividad”. Así, conseguimos ser mucho más específicos a la hora de determinar dónde es de necesidad aplicar biocidas, y donde no hace falta.
Según estipula el Reglamento (UE) n ° 528/2012 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 22 de mayo de 2012, relativo a la comercialización y el uso de los biocidas, se prohíbe el uso de biocidas como método preventivo, si no encontramos evidencia de plaga. De esta manera, se registrarán en el libro LOMB los productos con carácter tóxico, con el fin de controlar el consumo, y su uso.
Y, ¿qué ocurre si necesitamos usar productos biocidas?
En aquellos casos en los que nos enfrentamos a una plaga de roedores activa, y necesitamos combatirla mediante el uso de rodenticida, debemos poner en marcha un protocolo y una serie de medidas, que garanticen el menor impacto posible en el ámbito de la salud y el medioambiente. De esta manera, debemos revisar el rodenticida en un plazo máximo de 35 días, desde su aplicación, para retirarlo o sustituirlo, si fuera necesario.
Como hablamos de productos biocidas, se requieren medidas de seguridad para el entorno, por lo que es obligatorio colocar estos productos en Portacebos, debidamente homologados, de forma que se evite la manipulación por parte de terceros, así como tener de forma visible el etiquetado correspondiente, que nos advierta de su contenido.
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