Entrevista a nuestro técnico aplicador Jose Luís de Lama Muñoz sobre los secretos de los tratamientos fitosanitarios para el control de plagas en árboles y jardines.
¿Cuáles son los pasos previos a una fumigación?
Es muy importante que, cuando el cliente detecta (o sospecha de) la presencia de una plaga en su jardín, nuestros comerciales especializados vayan a visitarlo para identificar adecuadamente el tipo de plaga que tienen y cuáles son las zonas afectadas. Esta información nos ayuda a confeccionar el tipo de tratamiento a poner en marcha; entendiendo qué tipo de herramientas o qué tipo de productos fitosanitarios vamos a utilizar, o incluso a planificar de qué forma vamos a ejecutar el servicio.
Por otro lado, es muy importante la comunicación con el cliente. Se le debe explicar el problema que se ha identificado en su propiedad, y por supuesto, explicarle cuáles son las medidas previas (y posteriores) que se deben tomar antes de comenzar (y al finalizar) la fumigación.
Asimismo, con el objetivo de aumentar la eficiencia de los tratamientos, es siempre aconsejable orientar a los clientes con un conjunto de buenas prácticas. Algunas van dirigidas a la preservación de los jardines y otras a la erradicación de posibles focos de atracción de plagas. Por ejemplo, advirtiéndoles de la necesidad de cerrar un agujero en la fachada (o tejado) de la vivienda donde pueden entrar y anidar las avispas.
¿Existen diversos tipos de fumigaciones de árboles y jardines?
¡Desde luego! Por una parte, tenemos las fumigaciones terrestres «de altura» donde lo importante es llegar a la copa del árbol porque es allí donde muchas plagas ponen sus nidos. En esas situaciones lo más efectivo es utilizar las unidades fumigadoras de largo alcance porque nos permiten garantizar el tratamiento. Un buen ejemplo de este tipo de situaciones son las fumigaciones contra la procesionaria del pino.
Por otra parte, tenemos los tratamientos que no requieren de altura. Algunos ejemplos serían tratamientos con fungicidas o aportes radiculares en la raíz de árboles, arbustos y plantas. Cuando tenemos que realizar este tipo de tratamientos, podemos usar un bombín de espalda (fumigación por pulverización) o realizar una inyección directa en el sistema vascular del árbol (endoterapia).
Los camiones con las unidades fumigadoras, ¿cuándo se utilizan?
En Pest System usamos, por defecto, las unidades fumigadoras en los jardines. Su ventaja más evidente es que nos permite llegar con suficiencia a las copas de los árboles más altos, así como fumigar los tejados y fachadas de los chalets y edificios y/o fumigar grandes superficies de jardín en tiempos muy reducidos.
Desde un punto de vista de la comodidad de los aplicadores en la realización del servicio, la posibilidad de disponer de una manguera con muchos metros de longitud, evita que tengamos que ir cargando con la mochila a la espalda de muchos kilos de peso cuando van cargadas de producto.
¿Por qué es recomendable fumigar?
Por un lado, diría que para mantener el jardín bonito y sano. Fumigar hace que podamos estar a gusto en el césped de nuestras casas, rodeados de árboles, plantas, etc. sin preocuparnos de la presencia de plagas, hongos, etc.
Por otro lado, es importante recordar que, en los árboles y jardines, hay plagas que pueden afectar a la vida de nuestros animales domésticos. Por ejemplo, las orugas de la procesionaria pueden provocar la asfixia de una mascota si la lengua de éstas entrase en contacto con el pelo que recubre las orugas.
¿Cuándo y cuánto se debe fumigar?
Depende. Como podrás imaginar, existen múltiples tipos de plagas que afectan a los árboles y jardines. Algunas se deben fumigar cuando aparecen y otras se pueden atacar antes incluso de que aparezcan.
De esta manera tenemos las «fumigaciones estacionales», por así decir, que realizamos cuando llega el momento del año en el que aparece la plaga. Por ejemplo, las plagas comunes se deben fumigar en primavera cuando termina la lluvia y empieza el calor, que es cuando salen más insectos, enfermedades etc. Ejemplos típicos serían las avispas, las hormigas, los mosquitos, …
Por otro lado tenemos las “fumigaciones preventivas». Este tipo de fumigaciones tienen como objetivo evitar que la plaga aparezca. Un ejemplo clásico serían los tratamientos contra la procesionaria en los meses de otoño. Estas fumigaciones tienen como objetivo conseguir que la oruga no se desarrolle y, por tanto, que no descienda del árbol durante la primavera.
Además del cuándo realizar los tratamientos, en general, diría que lo ideal es fumigar dos (o incluso 3) veces en cada temporada (primavera/verano, otoño/invierno). Las periodicidades dependen, fundamentalmente, de los productos fitosanitarios utilizados, que suelen tener unas persistencias de 20 o 30 días, aproximadamente.
¿Dirías que la experiencia es un grado en las fumigaciones de jardines?
¡Desde luego!. Es lógico pensar que no trabaja igual una persona que acaba de empezar en este gremio que alguien que lleva ya un bagaje detrás. Con los años te vas encontrando diferentes situaciones, factores, problemáticas… y vas entendiendo mejor cómo funcionan los tratamientos, qué cosas pueden ocurrir que no te esperarías en un principio, etc. Sin lugar a dudas, la formación es un valor, pero la experiencia es un grado. En Pest System tenemos centenares de horas de vuelo en estas cosas…
¿Son las fumigaciones peligrosas para las personas o el medio ambiente?
Si se toman las medidas adecuadas, los tratamientos fitosanitarios profesionales son seguros. Si los técnicos aplicadores usan sus EPI (Equipos de Prevención Individual), se siguen los protocolos de ejecución de las fumigaciones, los clientes respetan los plazos de seguridad tras el tratamiento y se usan productos fitosanitarios profesionales, no hay nada de lo que preocuparse.